27 de agosto de 2012

Bipolaridad en la maleta

Hace unas pocas noches decidí crear este blog en el cual iré contando las tonterías varias que se me ocurran y que me ocurran (super ingenioso juego de palabras) en los próximos ¿9? ¿10 meses? que dure mi erasmus en Salerno, Italia. Lo aclaro para que nadie tenga que buscarlo en google y se sienta idiota por no saberlo.
Sin embargo ahora estoy delante de la pantalla y me pregunto ¿Qué escribir sobre un viaje que aún no ha empezado? Pues la verdad es que mucho. Como bien decía un hombre muy sabio, así como gracioso a la par que atractivo, "un viaje comienza cuando empiezas a prepararlo", este hombre del que hablo es mi padre, y sí, una de las dos personas que me ingresarán dinero en mi cuenta para poder sobrevivir en tierras italianas así que, qué menos que una buena presentación como esa. Hacer la pelota que lo llaman.

Pues bien, preparar he preparado casi hasta la maleta así que podríamos decir que mi viaje ya ha empezado. Aún no estoy allí pero ya tengo el cosquilleo en el estómago cada vez que pienso en estarlo, cosquilleo que por cierto, cada día es mayor. Cada vez que me imagino haciendo la compra allí, esperando el autobús para ir a clase por las mañanas... tengo una sensación absoluta de felicidad y vértigo a la vez que es preciosa. Sonará estúpido pero sí, son esas las cosas en las que pienso, no en grandes fiestas (que las habrá), ni en si entenderé el idioma, si el idioma me entenderá a mí... pienso en esas pequeñas cosas a las que tan habituados estamos y que hasta que no nos cambian no sabemos apreciarlas, en lo que viene siendo la vida cotidiana, oiga. 

Nunca fue fácil cambiar, acabar con algo y empezar con otra cosa, como cuando estás en el sofá viendo la tele, sabes que tienes que estudiar pero es difícil ir a por el mando, apagar la tele y ponerte con los apuntes. Pues eso mismo pero mil veces más (y mejor, espero). Sí, erasmus, Italia, erasmus en Italia, suena a idílico y seguramente lo sea pero hay partes en las que las sensaciones son tantas, tan revueltas y tan diferentes que el idilio pasa a convertirse en una montaña rusa constante. Quiero irme ya, estoy ansiosa, con ganas, muerta de ganas. Pero cuando pienso en que no estaré en el 100 montaditos de Príncipe Pío con mis amigos, que no veré a Jorge ligando con hielos en una discoteca, que dejaré aquí a mi novio, que Bea se caerá y no estaré allí para verlo, que no jugaré con mi gata en casi un año, los simpsons ¿Acaso se puede vivir sin los simpsons?... las ganas de repente se van, quiero quedarme, no irme nunca, es un instante nada más pero es tan intenso que da miedo. Entonces me imagino dentro de un año, 27 de Agosto de 2013, y me imagino pensando en lo mucho que me gustaría estar en el paseo marítimo con mis amigos erasmus, tomándome un verdadero helado, aprendiendo palabras en idiomas que ni sabía que existían, "tendría que haberlo disfrutado más" me diré, que es lo que decimos siempre después de una buena experiencia, puede que la hayas disfrutado al 100% pero nunca nos parecerá suficiente. Y entonces las dudas se van para siempre. Quiero irme, quiero irme ya. Quiero que sea el 16 de Septiembre, quiero subirme en el avión, quiero llegar a Roma, comerme un McToast, mandarle un mensaje a mi hermana contándole que me acabo de comer un McToast, subirme al tren, llegar a Salerno, perderme para llegar al hotel, que no encuentren mi reserva, llegar a la habitación, tirarme en la cama y empezar a vivir la que sin duda será mi mejor experiencia hasta la fecha.







Como dato, para aquellos pobres desgraciados que jamás probaron un McToast y por tanto, no saben lo que es. Os presento uno de los mayores manjares del mundo:  



Como segundo dato, la quinta imagen que sale al buscar "McToast" en google, es cuanto menos desconcertante.