8 de junio de 2013

...Casi tanto como una eternidad.

Te despedirás de tus amigos en tu ciudad. Tendrás que meter todo tu armario en una sola maleta. Te despedirás de tu familia en el aeropuerto. LLegarás a un país nuevo, con gente nueva y sobre todo, con un idioma nuevo. Irás a la universidad cual novato indefenso. Estarás solo, lejos de tus amigos y familiares. Pero ¿sabéis qué? Nunca en todo lo que dure tu Erasmus harás nada más difícil que un simple gesto frente a la pantalla de tu ordenador: Comprar tu billete de vuelta.
Nada será más duro que ver cómo la mejor experiencia de tu vida está llegando a su fin; y nada más duro que saber que tienes que ser tú quién elija la fecha de ese fin. 

Llevo semana y media metiéndome cada día a ver los precios de los vuelos Roma-Madrid, viendo las variaciones según qué día me vaya... Y así, como el que no quiere la cosa, he llegado hasta el 16 de agosto en el calendario de la página de internet. Y como curiosidad, era bastante barato.
Me niego, no puedo elegir un día. No puedo comprar ese billete. No puedo imaginar cuando me despida de mis amigos en mi nueva ciudad. Cuando meta 10 meses en una sola maleta. Cuando me despida de mi nueva familia en el aeropuerto... No quiero llegar a un país viejo, con la gente de siempre y entendiendo todo lo que oiga a mi alrededor. No quiero volver a quejarme de lo mal que funciona mi facultad, de los profesores que se dedican a leer apuntes que tienen desde el año 2000...

Y no me malinterpretéis, claro que quiero volver a estar en casa, con mi familia, amigos, en mi cama, teniendo que madrugar para coger el 687, jugando con mi gata, yendo al 100 montaditos de Príncipe Pío los miércoles... Pero sé que eso siempre estará ahí, aún habiéndolo dejado un año, siempre he sabido que eso seguirá ahí, esperándome. Pero ¿Y el Erasmus? El Erasmus acaba y no vuelve nunca. No estará esperándome para cuando decida volver. 

Parecerá absurdo, al fin y al cabo, cuando aceptas irte, sabes que así como te vas, tendrás que volver, pero jamás esperas encontrar todo lo que está por venir. Por lo menos, siempre te quedará la experiencia, el recuerdo y toda esa gente que lo ha hecho increíble, un año lleno de cosas maravillosas y a las que, bueno, en cierta medida, sí que podrás volver siempre que quieras, viendo quién eres ahora.








Y sí, sigo sin tener fecha de vuelta.




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